Sus orígenes los encontramos en Japón. Y es que fue el japonés Georges Ohsawa quien en 1.957 dio a conocer al mundo occidental esta terapia. Fue un pensador, emprendedor, escritor incansable, conferenciante, activista social y filósofo, que recogió las enseñanzas de sus predecesores. Podemos concluir que concibió una forma de dieta, filosofía, enseñanza espiritual y principio de comportamiento al que llamó macrobiótica.
Este estilo de vida, se diferencia del resto de estilos de alimentación porque tiene en cuenta cuál es el efecto de los alimentos en cada persona. La alimentación es importante, esencial, porque es la que aporta la energía suficiente para poder disfrutar de la vida en todo su esplendor.
Según la macrobiótica es muy importante seleccionar los alimentos que nos permitan vivir de forma sana y con más vitalidad. Es muy importante entender que el hombre forma parte de la naturaleza y por tanto tiene que fluir con los ciclos por los que esta se rige. También recomienda el consumo de productos naturales, no procesados y de alimentos de la región donde habitamos.
Somos literalmente lo que comemos. Sin alimentos la vida no es posible.
La macrobiótica es por tanto algo más que una manera de alimentarse. Podríamos decir que es una manera de vivir desde el punto de vista más amplio (macro), teniendo en cuenta todo un conjunto de normas y consejos orientados a conseguir una vida duradera. Se centra en encontrar el equilibrio emocional y espiritual. Pero sin olvidar que un aspecto para conseguirlo es mediante la alimentación. Necesitamos un equilibrio en todos los niveles para poder vivir felices.
El equilibrio entre el YING y el YANG
En la medicina china y el budismo zen, salud es sinónimo de equilibrio entre los principios YIN (frío y oscuro) y YANG (caliente y luminoso), equilibrio que se encuentra en la naturaleza. Los alimentos YING son aquellos cuya energía es fría, dispersa y debilitante como el azúcar, la miel, el pan blanco, los lácteos, las bebidas alcohólicas, las frutas tropicales como el plátano, el mango, el kiwi, la piña, y las verduras como las patatas, la berenjena, el tomate, la remolacha…
Mientras que los alimentos YANG son aquellos que tienen una energía caliente, tonificante y contractiva como los cereales, las legumbres, las algas marinas… en definitiva, son los alimentos necesarios ya que su energía tonifica nuestro cuerpo.
El equilibrio entre los alimentos YING y YANG es la base de la dieta macrobiótica. Y es que no solo se fija en el valor nutricional de los alimentos, sino en su parte energética. Todos los alimentos tienen cualidades YING y cualidades YANG, pero en cada uno predomina una de las energías. El objetivo principal es conseguir el equilibrio.
Las bases de la macrobiótica
- Evolución Biológica: recuperar los cereales para que formen parte de nuestra dieta. Deben ser integrales y cultivados sin pesticidas.
- Localización geográfica: usar los alimentos que crecen en el área climática donde vivimos.
- Estación del año: consumir los productos de temporada.
- Alimentos eco: consumir alimentos ecológicos.
- Cereales integrales: se consigue el equilibrio ideal.
- Comer con consciencia: masticar mucho la comida y ser consciente de que estamos comiendo o bebiendo.
- Alfas e ingredientes japoneses: introducir en nuestra dieta las algas e ingredientes japoneses, tales como el miso o el tamari.
- Atmósfera correcta: las comidas se realizarán en ambientes serenos y sin ruidos ni aglomeraciones.
Fuentes:
– www.alimentacion-sana.org/informaciones/dietas/macrobiótica
– www.enbuenasmanos.com/artículos
– ESMACA. Escola Macrobiòtica de Catalunya
– www.zonadiet.com/alimentacion/macrobiótica