El pasado mes de diciembre de 2014 entró en vigor la actual ley de etiquetado nutricional sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. Se trata del Reglamento 1169/2011 relativo a la información que debe facilitarse al consumidor en los productos alimentarios. Entre otros ámbitos, incluye el etiquetado de los productos, qué información deberán llevar en su envase y cómo se tendrá que presentar.
Aunque las empresas tenemos hasta el 13 de diciembre de 2016 para adaptar todos los envases a esta normativa, desde hace ya algunos meses en Amandín estamos actualizando toda la información de nuestros envases para adaptarlos a la nueva ley sobre etiquetado nutricional.
 
¿Pero, que es el etiquetado nutricional?
El etiquetado nutricional nos ayuda a saber qué contiene exactamente el producto que compramos. Sirve para informar al consumidor sobre las propiedades nutricionales de un alimento. Y ha de permitirle elegir con conocimiento de causa y utilizar los alimentos de forma segura.
La etiqueta/envase de un producto debe mencionar el nombre del producto, una descripción del mismo y el estado físico en el que se encuentra, o el tratamiento al que se ha sometido (polvo, congelado, ahumado…). En ningún caso se podrá sustituir la denominación del producto por una marca comercial o mensaje publicitario. El etiquetado nutricional pone especial énfasis sobre todo en las declaraciones saludables que aparecen en la etiqueta de los envases.
Una declaración saludable es una declaración que afirma, sugiere o da a entender que un alimento posee propiedades nutricionales beneficiosas con motivo del aporte energético que proporciona y de los nutrientes u otras sustancias que contiene. Es decir, que existe una relación entre un alimento y la salud.
Con el objetivo de regular estas declaraciones y los mensajes que aparecen en las etiquetas de los productos, la Unión Europea desarrolló unas normas que regulaban la justificación, la publicidad y la presentación de declaraciones de salud. La administración competente contó con expertos en alimentación, grupos de consumidores y científicos. Una base científica consolidada resulta fundamental para poder vincular alimentación y salud, así como para poder comercializar los productos  con alegaciones de propiedades saludables.
Y es que un alimento puede considerarse funcional cuando se demuestra satisfactoriamente que, además de sus efectos nutritivos, afecta beneficiosamente a una o más funciones del organismo de modo que mejora el estado de salud o bienestar.
Resumen:
-25 de octubre de 2011. El Parlamento Europeo y el Consejo adoptan el Reglamento (UE) nº 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor.
-12 de diciembre de 2011 entra en vigor el Reglamento pero no será aplicable hasta el 13 de diciembre de 2014 a excepción de las disposiciones relativas a la información nutricional que no serán aplicables hasta el 13 de diciembre de 2016.
Los consumidores reclaman cada vez más información nutricional. Cuando compramos un producto, cada vez nos interesamos más por comprender qué nos dice su etiqueta, cual es el origen de los ingredientes, qué significa que un producto “puede contener trazas de…”, etc. Por este motivo los fabricantes tenemos que dejar bien clara la información que aparece en los productos.